sábado, 26 de septiembre de 2015

¿Cómo lidiar con el plagio?





El plagio es un problema académico que se presenta en todo el mundo, y encontrarlo en trabajos universitarios no es ninguna sorpresa. Sin embargo, hay universidades que presentan casos de plagio más severos y en mayor cantidad que otras, y esto se debe más que nada al país en la que residen. El plagio es un problema que reside más que nada en la cultura de cada nación.[1] Las propuestas de solución o simplemente de regulación para el plagio son varias, y varían desde las más rústicas y tradicionales, hasta las más tecnológicas y novedosas.

Anteriormente, los profesores de la vieja escuela se fiaban únicamente de su “astucia” para atrapar a los estudiantes “in fraganti” en un acto de plagio. El problema con este método es que no es totalmente confiable. Esto se debe a que los profesores, como todos los seres humanos, pueden distraerse o perder de vista a algún estudiante “afortunado” que tuvo la oportunidad de copiar información sin ser descubierto. Además, al momento de leer un texto, puede ser un poco complicado para cualquier profesional identificar el plagio a simple vista (dependiendo de qué tan evidente sea o no la copia).[2]

Además, cabe mencionar que “el hecho es que las chuletas de toda la vida y los apoyos excesivos en fuentes ajenas se han sofisticado enormemente con la irrupción de las nuevas tecnologías, lo cual ha resultado en el fenómeno de copiar y pegar[3].
Sin embargo, la tecnología también está del lado del verdadero conocimiento, y existen muchos medios tecnológicos por los que se puede regular los actos de plagio. Lo que hacen todos básicamente es comparar los textos de los estudiantes con los resultados que se puedan hallar en la red y así localizar lo que pudo haber sido copiado intencional o casualmente.

Otra medida tecnológica, más que nada para prevenir el plagio, es “la instalación de inhibidores de frecuencia durante los exámenes para impedir la transmisión a través de Internet o del teléfono móvil de respuestas desde el exterior[4].
Para finalizar, llegamos a la conclusión de que estos medios solo sirven para detectar el plagio y no para hacer que realmente se tome conciencia sobre la importancia de la propiedad de las ideas. Sin embargo, es un buen comienzo, y estamos a la expectativa para encontrar una solución real al problema.


[1] Cfr. Federico Pallardó (2013) en AUNIÓN J. A. (2013) “No copiaré, no copiaré, no copiaré, no copiaré”, El país 2013
[2] Cfr. AUNIÓN J. A. (2013) “No copiaré, no copiaré, no copiaré, no copiaré”, El país 2013
[3] Cfr. AUNIÓN J. A. (2013) “No copiaré, no copiaré, no copiaré, no copiaré”, El país 2013
[4] Cfr. AUNIÓN J. A. (2013) “No copiaré, no copiaré, no copiaré, no copiaré”, El país 2013

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