El plagio es un problema académico que se presenta
en todo el mundo, y encontrarlo en trabajos universitarios no es ninguna
sorpresa. Sin embargo, hay universidades que presentan casos de plagio más
severos y en mayor cantidad que otras, y esto se debe más que nada al país en
la que residen. El plagio es un problema que reside más que nada en
la cultura
de cada nación.[1] Las propuestas de solución o
simplemente de regulación para el plagio son varias, y varían desde las más
rústicas y tradicionales, hasta las más tecnológicas y novedosas.
Anteriormente, los profesores de la vieja escuela
se fiaban únicamente de su “astucia” para atrapar a los estudiantes “in
fraganti” en un acto de plagio. El problema con este método es que no es
totalmente confiable. Esto se debe a que los profesores, como todos los seres
humanos, pueden distraerse o perder de vista a algún estudiante “afortunado”
que tuvo la oportunidad de copiar información sin ser descubierto. Además, al
momento de leer un texto, puede ser un poco complicado para cualquier
profesional identificar el plagio a simple vista (dependiendo de qué tan
evidente sea o no la copia).[2]
Además, cabe mencionar que “el hecho es que las
chuletas de toda la vida y los apoyos excesivos en fuentes ajenas se han
sofisticado enormemente con la irrupción de las nuevas tecnologías, lo cual ha
resultado en el fenómeno de copiar y pegar[3].
Sin embargo, la tecnología también está del lado
del verdadero conocimiento, y existen muchos medios tecnológicos por los que se
puede regular los actos de plagio. Lo que hacen todos básicamente es comparar
los textos de los estudiantes con los resultados que se puedan hallar en la red
y así localizar lo que pudo haber sido copiado intencional o casualmente.
Otra medida tecnológica, más que nada para prevenir
el plagio, es “la instalación de inhibidores de frecuencia durante los exámenes
para impedir la transmisión a través de Internet o del teléfono móvil de
respuestas desde el exterior[4].
Para
finalizar, llegamos a la conclusión de que estos medios solo sirven para
detectar el plagio y no para hacer que realmente se tome conciencia sobre la
importancia de la propiedad de las ideas. Sin embargo, es un buen comienzo, y
estamos a la expectativa para encontrar una solución real al problema.
[1]
Cfr.
Federico Pallardó (2013) en AUNIÓN J. A. (2013) “No copiaré, no copiaré, no
copiaré, no copiaré”, El país 2013
[2] Cfr. AUNIÓN J. A. (2013)
“No copiaré, no copiaré, no copiaré, no copiaré”, El país 2013
[3] Cfr. AUNIÓN J. A. (2013)
“No copiaré, no copiaré, no copiaré, no copiaré”, El país 2013
[4] Cfr. AUNIÓN J. A. (2013)
“No copiaré, no copiaré, no copiaré, no copiaré”, El país 2013
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